Hoy vamos con un enorme juego bastante desconocido. Ni más ni menos que el grandísimo Shining the Holy Ark
A finales de 1996 Saturn estaba a punto de comenzar su caída libre en occidente. La consola sufría desde su lanzamiento para intentar seguir la estela de una PlayStation imparable, y Sega no sabía cómo parar la espiral descendente en la que se había metido. Unos meses después sentenciarían la consola con el ya famoso “Saturn no es nuestro futuro”, pero por el momento la consola resistía. Uno de los motivos para que no terminara de despegar definitivamente en ventas era que muchas de las grandes franquicias no llegaban o lo hacían de forma parcial y decepcionante. Sonic no había llegado con un juego de plataformas de nuevo cuño, ni lo haría. Golden Axe sólo había aparecido en el spin off The Duel. El último Shinobi había sido decepcionante, y algunas de las nuevas franquicias habían salido al mercado con juegos a medio pulir, como Virtua Fighter o Daytona USA.
El caso es que desde muy pronto Sega comenzó a recuperar el terreno perdido. Virtua Fighter se redimió con la versión Remix, y aplastó a la competencia con Virtua Fighter 2. Daytona USA tuvo su versión mejorada con el CC Edition. Otras sagas nuevas como Sega Rally, Nights, Panzer Dragoon o Virtua Cop habían llegado a la consola con juegos de gran calidad… Parecía que Sega volvía por sus fueros, y 1996 había sido un buen año en cuanto a lanzamientos.
Sin embargo aún quedaban algunas sagas clásicas por retomar el pulso. Sonic era la más llamativa, sin duda.
Pero sí había una saga que yo adoraba de su época de Megadrive esa era la saga Shining. Tras tres entregas in crescendo en 16 bits Sega sólo había lanzado un juego en Saturn: Shining Wisdom. Y la verdad es que era un juego decepcionante. Se trata de un clon de Zelda no demasiado inspirado, que además técnicamente está muy por debajo de lo esperado. Siendo completamente 2D, Wisdom da la sensación de ser un juego de Megadrive pasado de pronto a la nueva consola. Aunque es un juego disfrutable, queda lejos tanto de los Shining precedentes como de su saga Nintendera de referencia.
Sega necesitaba desesperadamente juegos que vendieran su consola, y la verdad es que no paraban de llegar buenos lanzamientos. Y es en este momento, el 20 de diciembre de 1996, cuando llega Shining the Holy Ark a las Saturn japonesas.
El juego llegaría a occidente en junio de 1997, precisamente en el momento de suicidio comercial de la compañía. Pero eso es algo que ni este ni ningún otro lanzamiento pudo evitar. Pero vamos al juego en sí.
La saga Shining es curiosa porque más que un género lo que nos presenta es un mundo y una serie de hechos comunes. Todas sus entregas son juegos de rol típicamente japoneses, pero abarcando todo tipo de aproximaciones. El primer juego de la saga, Shining in the Darkness (Megadrive, 1991), es lo que se conoce como un Dungeon Crawler. Manejamos un grupo de aventureros en una vista en primera persona, y recorremos mazmorras en 3D. Yo conocí la serie con este juego, y perdí la cuenta de las horas que pasé recorriendo sus oscuros pasadizos. Muy adictivo, pero con algunos problemas serios, derivados de las limitaciones de la consola: Los escenarios son muy repetitivos, así como las músicas y los enemigos. Por otro lado, la historia es prácticamente anecdótica.
Los siguientes lanzamientos son los que, básicamente, hicieron célebre a la serie. Shining Force y su secuela eran JRPGs más clásicos, mostrados en vista cenital. Como elemento diferenciador los combates eran estratégicos, manejando un grupo de personajes muy grande y posicionándolos por el terreno en turnos fijos. La historia era mucho más elaborada, aunque dentro de los clichés del género. Grandísimos juegos que tendrían también continuación en Saturn con Shining Force 3, juego del que también tenéis review en la biblioteca.
Ya hemos visto que el siguiente en la serie, Shining Wisdom, es un action-rpg en la línea de Zelda, no especialmente brillante.
Con estos antecedentes lo cierto es qu se podía esperar cualquier cosa de su estudio creador, Sonic Software Planning! Está claro que este veterano estudio (hoy en día en la órbita de Nintendo con el nombre de Camelot Software Planning) no se cortaba a la hora de diseñar sus juegos. Esta vez nos proponían un nuevo dungeon crawler, en la línea del primer juego de la serie.
Shining the Holy Ark tenía el reto de mejorar el juego de Megadrive demostrando el salto generacional que apenas se había dislumbrado con Wisdom. Y, esta vez sí, cumplió ampliamente las expectativas. Holy Ark cambiaba los repetitivos pasillos de Darkness por entornos muy bien diferenciados. Desde las alcantarillas de la ciudad de Enrich a oscuras minas, pasando por templos, torres, bosques y casas encantadas. No sólo peleamos en pasillos, sino en escenarios al aire libre. Cada parte de Holy Ark es muy diferente al resto, y además es más variada. Ahora los escenarios tienen varias alturas. Podemos subir y bajar escaleras, caer por agujeros, etc. De hecho tenemos mucha más libertad de movimientos, debido a que los escenarios son poligonales, lo que permite mirar arriba o abajo, cambiar la cámara en momentos “cinemáticos”, etc. También es notable la gran variedad de enemigos que nos encontraremos en nuestra aventura. Tanto los enemigos como los personajes son sprites pre-renderizados, lo que confiere al juego un apartado artístico muy particular, pero sumamente efectivo. Contribuyen también unos impecables efectos gráficos en los combates, con invocaciones, fuego, rayos y demás artificios que mezclan sprites y polígonos para dar lugar una impresionante variedad gráfica que permite que no se nos haga repetitivo nuestro periplo. Un apartado gráfico memorable sin ninguna duda.
El salto generacional es más que notorio en el apartado gráfico, pero el sonoro no se queda atrás. Melodías orquestadas y variadas, y efectos sonoros dignos del hardware que los acoge. Quizá en este sentido sí podríamos desear una mayor variedad de melodías, principalmente porque vamos a pasar muchas horas en sus pasillos.
El sistemas de juego es, por otra parte, casi idéntico al de Shining in the Darkness. Nos movemos por un mundo cuadriculado, de casilla en casilla. En cada una podemos girar o avanzar de frente, de lado o retroceder. Aleatoriamente nos encontraremos con enemigos, a los que nos enfrentaremos por turnos, dependiendo de la agilidad de cada uno de nuestros personajes. Manejaremos cuatro de ellos al mismo tiempo, aunque podemos tener más esperando para entrar en combate en el próximo turno. Los personajes cumplen con los tópicos de este tipo de juegos: El guerrero, el paladin, el mago, el ninja, la hechicera… ninguna sorpresa. Según vayan ganando experiencia subirán de nivel, mejorarán sus características y aprenderán nuevos hechizos.
El sistema de juego es muy sencillo y no tendremos ningún problema a nivel de control. Por supuesto, también tendremos una ciudad y algún pueblo a nuestra disposición, donde podremos comprar suministros de todo tipo y hablar con otros personajes. Y es que la historia también evoluciona mucho respecto a anteriores entregas.
Holy Ark tiene la historia más oscura y madura de la saga hasta el momento. Esto se debe a que, según el productor Hiroyuki Takahashi el usuario de Saturn promedio ya no era igual que en la época de Megadrive. Según los estudios de la época los usuarios de Saturn tenían en torno a 20 años, por lo que las historias ya no podían ser enfocadas hacia el público infantil como era el caso con juegos anteriores. Este cambio de enfoque se nota y mucho, siendo la historia de Holy Ark un cúmulo de traiciones, giros inesperados y peligros amenazantes. Mucho más que en juegos anteriores, sin duda. Eso sí, no esperéis Juego de Tronos.
Un grandísimo juego que tiene muy pocas carencias. Y las que tiene son compartidas por muchos de los juegos de su época, incluyendo cosas como Final Fantasy. Para empezar, los encuentros aleatorios pueden llegar a desesperar un poco. Por otro lado, nos encontramos con algunos picos de dificultad realmente endemoniados. Sólo podemos volver atrás y dedicarnos unas horas a matar bichos para subir unos niveles y volver a intentarlo más adelante. Además, el juego es muy largo. A mí me llevó más de 51 horas terminarlo. La última parte es muy difícil, con lo que al final llega a hacerse repetitivo aunque sólo sea porque tienes que repetir secciones muchas veces para llegar a un nivel que te permita matar al intratable jefe final… De mis 51 horas de juego al menos 10 fueron de subir niveles para acabar con él u algún otro… Puede que no sea un juego para todos los gustos, y menos para gente que no esté acostumbrada a este tipo de exigencias. Pero a mí desde luego me mereció la pena.
Mención aparte merece la “memorable” adaptación PAL, por supuesto. Yo comencé mi partida en mi televisor CRT PAL con mi consola PAL negra. El resultado es digno de estudio. Este juego se descentra, moviendo la imagen abajo y a la izquierda, hasta el punto de que se corta parte de los menús. Y eso añadido a los problemas habituales, claro, como la menor velocidad y las dos franjas negras achatando los gráficos… Vamos, que lo único que hicieron es meter el juego NTSC-USA en un disco y le cambiaron la región en la cabecera para que ejecutara en máquinas PAL, sin mirar si se veía bien o no. Un desastre aún más llamativo de lo habitual en versiones europeas. Solución: El mismo CD, un Action Replay y mi consola japonesa. Lo terminé con la consola conectada a un upscaler, y por supuesto en una consola NTSC se ve perfecto.
Como comentario final, el juego llegó en inglés. Para mí no es mucho problema, pero entiendo que para otros pueda serlo.
Conclusiones:
Shining the Holy Ark es la vuelta de la saga a su mejor forma. Un juego sobresaliente en lo técnico, largo, con una historia interesante y un desarrollo adictivo. Aunque con las pegas propias de su género y época, que por otro lado no le restan interés si ya te las conoces. Terminarás sabiéndote los mapas de memoria.
Lo mejor:
- Gráficamente es muy bueno. Muy buena mezcla de polígonos y sprites.
- Los escenarios son muy variados.
- La historia es buena, y está muy bien narrada.
- Variedad de personajes, que además evolucionan mucho, con cambio de clase hacia mitad del juego incluida
- Control perfecto. Menús muy bien resueltos.
- Puede ser muy adictivo.
- Más de 50 horas que se juegan con gusto.
- En perfecto inglés.
Lo peor:
- La historia es buena pero con clichés propios del género.
- Picos de dificultad que te obligan a pasar horas subiendo de nivel… o a mirar una guía.
- Las hadas… hay que buscar explícitamente en cada rincón para encontrarlas. No es divertido.
- No sé si una persona no acostumbrada a las peculiaridades de los juegos de rol viejos lo puede disfrutar como lo hago yo.
- Jugarlo en una consola PAL sin modificar. Versión PAL con imagen cortada y achatada… para verlo.
- En perfecto inglés.
NOTA: 9.0
Curiosidad: Holy Ark es el único juego de la saga clásica en la que no nos da un personaje la bienvenidad para cargar la partida. Esta vez tan sólo vemos un práctico menú.
Como siempre las imágenes salen de distintas fuentes de internet. Si alguien considera que su uso no está justificado que me escriba y las retiraré de inmediato.
A finales de 1996 Saturn estaba a punto de comenzar su caída libre en occidente. La consola sufría desde su lanzamiento para intentar seguir la estela de una PlayStation imparable, y Sega no sabía cómo parar la espiral descendente en la que se había metido. Unos meses después sentenciarían la consola con el ya famoso “Saturn no es nuestro futuro”, pero por el momento la consola resistía. Uno de los motivos para que no terminara de despegar definitivamente en ventas era que muchas de las grandes franquicias no llegaban o lo hacían de forma parcial y decepcionante. Sonic no había llegado con un juego de plataformas de nuevo cuño, ni lo haría. Golden Axe sólo había aparecido en el spin off The Duel. El último Shinobi había sido decepcionante, y algunas de las nuevas franquicias habían salido al mercado con juegos a medio pulir, como Virtua Fighter o Daytona USA.
El caso es que desde muy pronto Sega comenzó a recuperar el terreno perdido. Virtua Fighter se redimió con la versión Remix, y aplastó a la competencia con Virtua Fighter 2. Daytona USA tuvo su versión mejorada con el CC Edition. Otras sagas nuevas como Sega Rally, Nights, Panzer Dragoon o Virtua Cop habían llegado a la consola con juegos de gran calidad… Parecía que Sega volvía por sus fueros, y 1996 había sido un buen año en cuanto a lanzamientos.
Sin embargo aún quedaban algunas sagas clásicas por retomar el pulso. Sonic era la más llamativa, sin duda.
Pero sí había una saga que yo adoraba de su época de Megadrive esa era la saga Shining. Tras tres entregas in crescendo en 16 bits Sega sólo había lanzado un juego en Saturn: Shining Wisdom. Y la verdad es que era un juego decepcionante. Se trata de un clon de Zelda no demasiado inspirado, que además técnicamente está muy por debajo de lo esperado. Siendo completamente 2D, Wisdom da la sensación de ser un juego de Megadrive pasado de pronto a la nueva consola. Aunque es un juego disfrutable, queda lejos tanto de los Shining precedentes como de su saga Nintendera de referencia.
Sega necesitaba desesperadamente juegos que vendieran su consola, y la verdad es que no paraban de llegar buenos lanzamientos. Y es en este momento, el 20 de diciembre de 1996, cuando llega Shining the Holy Ark a las Saturn japonesas.
El juego llegaría a occidente en junio de 1997, precisamente en el momento de suicidio comercial de la compañía. Pero eso es algo que ni este ni ningún otro lanzamiento pudo evitar. Pero vamos al juego en sí.
La saga Shining es curiosa porque más que un género lo que nos presenta es un mundo y una serie de hechos comunes. Todas sus entregas son juegos de rol típicamente japoneses, pero abarcando todo tipo de aproximaciones. El primer juego de la saga, Shining in the Darkness (Megadrive, 1991), es lo que se conoce como un Dungeon Crawler. Manejamos un grupo de aventureros en una vista en primera persona, y recorremos mazmorras en 3D. Yo conocí la serie con este juego, y perdí la cuenta de las horas que pasé recorriendo sus oscuros pasadizos. Muy adictivo, pero con algunos problemas serios, derivados de las limitaciones de la consola: Los escenarios son muy repetitivos, así como las músicas y los enemigos. Por otro lado, la historia es prácticamente anecdótica.
Los siguientes lanzamientos son los que, básicamente, hicieron célebre a la serie. Shining Force y su secuela eran JRPGs más clásicos, mostrados en vista cenital. Como elemento diferenciador los combates eran estratégicos, manejando un grupo de personajes muy grande y posicionándolos por el terreno en turnos fijos. La historia era mucho más elaborada, aunque dentro de los clichés del género. Grandísimos juegos que tendrían también continuación en Saturn con Shining Force 3, juego del que también tenéis review en la biblioteca.
Ya hemos visto que el siguiente en la serie, Shining Wisdom, es un action-rpg en la línea de Zelda, no especialmente brillante.
Con estos antecedentes lo cierto es qu se podía esperar cualquier cosa de su estudio creador, Sonic Software Planning! Está claro que este veterano estudio (hoy en día en la órbita de Nintendo con el nombre de Camelot Software Planning) no se cortaba a la hora de diseñar sus juegos. Esta vez nos proponían un nuevo dungeon crawler, en la línea del primer juego de la serie.
Shining the Holy Ark tenía el reto de mejorar el juego de Megadrive demostrando el salto generacional que apenas se había dislumbrado con Wisdom. Y, esta vez sí, cumplió ampliamente las expectativas. Holy Ark cambiaba los repetitivos pasillos de Darkness por entornos muy bien diferenciados. Desde las alcantarillas de la ciudad de Enrich a oscuras minas, pasando por templos, torres, bosques y casas encantadas. No sólo peleamos en pasillos, sino en escenarios al aire libre. Cada parte de Holy Ark es muy diferente al resto, y además es más variada. Ahora los escenarios tienen varias alturas. Podemos subir y bajar escaleras, caer por agujeros, etc. De hecho tenemos mucha más libertad de movimientos, debido a que los escenarios son poligonales, lo que permite mirar arriba o abajo, cambiar la cámara en momentos “cinemáticos”, etc. También es notable la gran variedad de enemigos que nos encontraremos en nuestra aventura. Tanto los enemigos como los personajes son sprites pre-renderizados, lo que confiere al juego un apartado artístico muy particular, pero sumamente efectivo. Contribuyen también unos impecables efectos gráficos en los combates, con invocaciones, fuego, rayos y demás artificios que mezclan sprites y polígonos para dar lugar una impresionante variedad gráfica que permite que no se nos haga repetitivo nuestro periplo. Un apartado gráfico memorable sin ninguna duda.
El salto generacional es más que notorio en el apartado gráfico, pero el sonoro no se queda atrás. Melodías orquestadas y variadas, y efectos sonoros dignos del hardware que los acoge. Quizá en este sentido sí podríamos desear una mayor variedad de melodías, principalmente porque vamos a pasar muchas horas en sus pasillos.
El sistemas de juego es, por otra parte, casi idéntico al de Shining in the Darkness. Nos movemos por un mundo cuadriculado, de casilla en casilla. En cada una podemos girar o avanzar de frente, de lado o retroceder. Aleatoriamente nos encontraremos con enemigos, a los que nos enfrentaremos por turnos, dependiendo de la agilidad de cada uno de nuestros personajes. Manejaremos cuatro de ellos al mismo tiempo, aunque podemos tener más esperando para entrar en combate en el próximo turno. Los personajes cumplen con los tópicos de este tipo de juegos: El guerrero, el paladin, el mago, el ninja, la hechicera… ninguna sorpresa. Según vayan ganando experiencia subirán de nivel, mejorarán sus características y aprenderán nuevos hechizos.
El sistema de juego es muy sencillo y no tendremos ningún problema a nivel de control. Por supuesto, también tendremos una ciudad y algún pueblo a nuestra disposición, donde podremos comprar suministros de todo tipo y hablar con otros personajes. Y es que la historia también evoluciona mucho respecto a anteriores entregas.
Holy Ark tiene la historia más oscura y madura de la saga hasta el momento. Esto se debe a que, según el productor Hiroyuki Takahashi el usuario de Saturn promedio ya no era igual que en la época de Megadrive. Según los estudios de la época los usuarios de Saturn tenían en torno a 20 años, por lo que las historias ya no podían ser enfocadas hacia el público infantil como era el caso con juegos anteriores. Este cambio de enfoque se nota y mucho, siendo la historia de Holy Ark un cúmulo de traiciones, giros inesperados y peligros amenazantes. Mucho más que en juegos anteriores, sin duda. Eso sí, no esperéis Juego de Tronos.
Un grandísimo juego que tiene muy pocas carencias. Y las que tiene son compartidas por muchos de los juegos de su época, incluyendo cosas como Final Fantasy. Para empezar, los encuentros aleatorios pueden llegar a desesperar un poco. Por otro lado, nos encontramos con algunos picos de dificultad realmente endemoniados. Sólo podemos volver atrás y dedicarnos unas horas a matar bichos para subir unos niveles y volver a intentarlo más adelante. Además, el juego es muy largo. A mí me llevó más de 51 horas terminarlo. La última parte es muy difícil, con lo que al final llega a hacerse repetitivo aunque sólo sea porque tienes que repetir secciones muchas veces para llegar a un nivel que te permita matar al intratable jefe final… De mis 51 horas de juego al menos 10 fueron de subir niveles para acabar con él u algún otro… Puede que no sea un juego para todos los gustos, y menos para gente que no esté acostumbrada a este tipo de exigencias. Pero a mí desde luego me mereció la pena.
Mención aparte merece la “memorable” adaptación PAL, por supuesto. Yo comencé mi partida en mi televisor CRT PAL con mi consola PAL negra. El resultado es digno de estudio. Este juego se descentra, moviendo la imagen abajo y a la izquierda, hasta el punto de que se corta parte de los menús. Y eso añadido a los problemas habituales, claro, como la menor velocidad y las dos franjas negras achatando los gráficos… Vamos, que lo único que hicieron es meter el juego NTSC-USA en un disco y le cambiaron la región en la cabecera para que ejecutara en máquinas PAL, sin mirar si se veía bien o no. Un desastre aún más llamativo de lo habitual en versiones europeas. Solución: El mismo CD, un Action Replay y mi consola japonesa. Lo terminé con la consola conectada a un upscaler, y por supuesto en una consola NTSC se ve perfecto.
Como comentario final, el juego llegó en inglés. Para mí no es mucho problema, pero entiendo que para otros pueda serlo.
Conclusiones:
Shining the Holy Ark es la vuelta de la saga a su mejor forma. Un juego sobresaliente en lo técnico, largo, con una historia interesante y un desarrollo adictivo. Aunque con las pegas propias de su género y época, que por otro lado no le restan interés si ya te las conoces. Terminarás sabiéndote los mapas de memoria.
Lo mejor:
- Gráficamente es muy bueno. Muy buena mezcla de polígonos y sprites.
- Los escenarios son muy variados.
- La historia es buena, y está muy bien narrada.
- Variedad de personajes, que además evolucionan mucho, con cambio de clase hacia mitad del juego incluida
- Control perfecto. Menús muy bien resueltos.
- Puede ser muy adictivo.
- Más de 50 horas que se juegan con gusto.
- En perfecto inglés.
Lo peor:
- La historia es buena pero con clichés propios del género.
- Picos de dificultad que te obligan a pasar horas subiendo de nivel… o a mirar una guía.
- Las hadas… hay que buscar explícitamente en cada rincón para encontrarlas. No es divertido.
- No sé si una persona no acostumbrada a las peculiaridades de los juegos de rol viejos lo puede disfrutar como lo hago yo.
- Jugarlo en una consola PAL sin modificar. Versión PAL con imagen cortada y achatada… para verlo.
- En perfecto inglés.
NOTA: 9.0
Curiosidad: Holy Ark es el único juego de la saga clásica en la que no nos da un personaje la bienvenidad para cargar la partida. Esta vez tan sólo vemos un práctico menú.
Como siempre las imágenes salen de distintas fuentes de internet. Si alguien considera que su uso no está justificado que me escriba y las retiraré de inmediato.