Hace poco hemos sabido alguno de los motivos por los que Sega discontinuó una de sus sagas más icónicas: Streets of Rage. Al parecer se desestimó continuar con ella porque en los albores del siglo 21, en plena efervescencia de las recién descubiertas 3D, un Beat'm Up de scroll lateral era un concepto pasado de moda. Aunque hubo un proyecto de Streets of Rage 4, que intentaba pasar el concepto a 3D, Sega consideró que este tipo de juegos eran obsoletos, y abandonó la saga. Podemos considerar que se equivocaron. De hecho, obras recientes de la propia Sega lo desmienten. Que se lo digan a Bayonetta.
Pero para comprender qué es lo que hace grande a esta serie, lo mejor es hablar de los juegos que la componen.
Streets Of Rage
Sega siempre ha sido conocida por ser creadora de grandes juegos arcade. No sólo ha sido desde siempre una de las reinas de los salones recreativos. También supo trasladar esa experiencia a sus sistemas domésticos. Ese era uno de los principales atractivos de Megadrive en sus orígenes: Tener una auténtica recreativa en casa. En 1988, 1989 y 1990 la 16 bits nos trajo a nuestras casas algunas de las joyas arcade más recordadas de la época: Altered Beast, Golden Axe, Hang On, Space Harrier 2 o Afterburner II eran maravillas que no se podían ver así en ninguna otra consola. Gracias a las superiores capacidades de Megadrive veíamos en nuestros televisores conversiones muy fieles de los arcades, en algunos casos incluso mejorados en cuanto a jugabilidad. Si añadíamos juegos de otras compañías, como Strider o Ghouls 'n' Ghost, el catálogo arcade de la consola estaba más que bien surtido. Pero pronto surgió un pequeño problema: Super Nintendo. "El cerebro de la bestia", como se publicitó aquí, se estrenó en Japón en 1990, llegando a Europa en 1991. Y salía con varios juegazos arcade bajo el brazo, entre ellos dos grandes obras maestras: Street Fighter II y Final Fight.
Sega debía reaccionar para mantener su reputación en el mercado. Y vaya si reaccionó. Los propietarios de Megadrive tuvieron que esperar un año aún para tener en su consola la réplica a Street Fighter II, con una versión magnífica que vió la luz en 1992. En cuanto a Final Fight, Capcom se hizo más de rogar. Aunque al final habría versión Sega, con una magnífica conversión a Mega-CD en 1993 (que de hecho fué muy superior a la de Super Nintendo), Sega decidió lanzarse con una nueva licencia a intentar tapar ese hueco en la Megadrive. Así nació Streets Of Rage en 1991.
La premisa de Streets Of Rage (Bare Knuckle en Japón) es la misma que la de Final Fight, Double Dragon y otros muchos juegos de la época. Es un Beat'm Up de libro. Es decir: Todos contra el barrio. Nuestros personajes avanzan por el escenario repartiendo golpes a diestro y siniestro, enseñando a toda clase de mala gente quién manda aquí.
En cuanto al argumento, no hay mucho que contar: Típica megalópolis llena de maleantes de todo tipo. El lider del sindicato del crimen es un tal Mr X, poderoso mafioso que busca dominar la ciudad y todo eso. Ha logrado dominar el gobierno de la ciudad y su policía, sumiendo a la ciudadanía en la desesperación. Los robos y la violencia se han desatado en las calles. ¡Esto no puede tolerarse!
Viendo la jugada, tres policías deciden revelarse contra la pasividad de sus superiores. Adam Hunter, Axel Stone y Blaze Fielding dejan la policía y se van a repartir leña a las calles, para intentar terminar con la situación. Nada demasiado original. Ni falta que hace.
Al comenzar elegiremos a nuestro combatiente: Axel es el personaje más equilibrado. Blaze es la heroína, más rápida pero menos resistente y fuerte. Por último, Adam es el más fuerte de los tres. El sistema de combate es estremadamente sencillo: Con B golpeamos, con C saltamos. Poco más que añadir. Al golpear repetidamente a un enemigo realizamos combos sencillos, y si saltamos antes de golpear daremos una patada voladora. Además, podemos agarrar a los enemigos tan sólo acercándonos a ellos. Tras cogerlos, podemos golpearles de manera frontal ó, mejor aún, colocarnos a su espalda (con un espectacular salto) y hacerles una potente llave que acaba con su cabeza en el suelo y gran parte de su vida. Podremos también recoger ciertas armas en nuestro camino, incluyendo cuchillos y un poderoso bate de baseball. Aparte, tenemos un ataque especial pulsando A. Al utilizarlo aparecerá un coche de policía en pantalla, cuyo ocupante lanzará un devastador proyectil de Napalm que, curiosamente, hace un daño enorme a todos los enemigos pero deja sin tocar a nuestros héroes. ¡Esto sí es armamento inteligente! El uso de este ataque está muy limitado, con lo que lo reservaremos para situaciones límite.
Lo mejor de todo es que todo esto lo podremos hacer jugando solos o acompañados. Y es jugando con otro jugador cuando sacaremos todo el jugo. Para empezar, hay "fuego amigo". Es decir, si golpeamos a nuestro compañero le haremos daño. Mucho daño. Esto hace que tengamos que ser cuidadosos si queremos llegar lejos. Podremos hacer ataques conjuntos con nuestro compañero. Basta con agarralo, como haríamos con un enemigo, y lanzarlo hacia nuestros enemigos. O sujetarlo para que pueda dar una poderosa patada hacia delante.
En definitiva, un sistema de combate muy sencillo pero muy efectivo, que se traduce en una jugabilidad a prueba de bomba.
Por supuesto, todo este torrente de acción se desarrolla en escenarios urbanos comunes. Desde las calles comerciales de la ciudad a una fábrica en funcionamiento, pasando por un barco mercante, un puente en construcción, un parque, la playa o el edificio del sindicato del crimen, con paseo en ascensor exterior incluido. Normalmente avanzaremos lateralmente, con enemigos que salen por delante y por detrás. Deberemos eliminar a todos los enemigos de una sección para seguir avanzando. Hay escenarios que añaden variedad, como el ascensor exterior, en el que estamos atrapados mientras subimos, cayéndonos enemigos contínuamente. O la fábrica, con máquinas que nos aplastan. Hay enemigos más o menos duros, pero los más complicados son los enemigos de fin de fase. Estos tienen una barra de vida, y nos pondrán las cosas bastante más difíciles.
Como colofón tenemos la última fase, el edificio del sindicato del crimen. Aquí nos irán saliendo todos los jefes de final de fase previos, uno detrás de otro. Tras vencerlos a todos (y a varios cientos de esbirros de baja estopa), llegaremos al enfrentamiento final con Mr X. El líder de los criminales nos propondrá unirnos a él. Dependiendo de la elección que tomemos podremos ver cualquiera de los dos finales posibles. En cualquier caso tendremos que medir nuestras fuerzas con él. Este amiguito es rápido y tiene una señora ametralladora. Pero nada que no sea superable con paciencia y vidas que gastar.
Técnicamente el juego es bueno, pero no una maravilla. Lo cierto es que los sprites no son muy grandes y los escenarios son algo monótonos. Sobre todo si lo comparas con la competencia (Final Fight, principalmente). No quiero decir que sean malos gráficos, pero están lejos de lo que veríamos en las secuelas. Los enemigos se repiten continuamente, reutilizando muchos sprites con un pequeño cambio en el código de colores. Pero todos los personajes están bien animados, y el control es magnífico. Nuestro héroe responde al mando perfectamente, y es una maravilla jugable. En el apartodo sonoro, no hay muchos efectos de sonido, pero los que hay son muy acertados y contundentes. Mención aparte merece la excelentísima banda sonora de este juego. Sencillamente una de las mejores que he oído en mi vida. En 1991 yo no sabía quién era Miyamoto ó Yu Suzuki. No sabía de estudios ni de quién era el director de tal o cuál juego. Pero sí conocía a Yuzo Koshiro. Este genio es el autor de algunas de las mejores bandas sonoras de la historia del videojuego, y siempre estuvo vinculado a Sega. Su trabajo en Streets Of Rage es sencillamente impresionante. Quizá sólo superado por su segunda parte. Tan sólo la música de la intro ya hacía que dieses gracias a los cielos porque Megadrive tuviera una salida de auriculares en estéreo. Increible que se pudiera hacer algo de esa calidad con el hardware disponible.
En cuanto a la dificultad, en la linea de lo habitual en la época. No es un juego muy largo, pero supone un reto. Terminarlo no es sencillo a no ser que hagas las cosas bien. En su momento yo me lo terminaba sin continuar ninguna vez, pero hoy en día tengo que recurrir al triste truco de darle al start en el mando 2 justo cuando me van a matar... y no suelo pasármelo. Hace mucho conocer las mecánicas de los jefes finales y sus puntos débiles. Pero la fase final es matadora, literalmente.
Conclusiones:
Un enorme juego, que hacía mucho y todo bien. Sólo se le puede achacar poca variedad de situaciones y un apartado gráfico simplemente correcto. Pero esos puntos débiles se compensan sobradamente con una banda sonora absolutamente maravillosa y una jugabilidad de esas que hacen que lo pongas un rato para refrescar sensaciones y no lo dejes hasta terminarlo de nuevo. Total, sólo llevo jugándolo unos 22 años.
Fué un gran debut para la nueva saga. Sinceramente, no era tan llamativo como el Final Fight de SNES, con sus enormes sprites y sus coloridos escenarios. Pero era una obra maestra de la jugabilidad, desde mi punto de vista bastante superior a la castrada versión SNES del clásico de CAPCOM. Jugar a Streets Of Rage con una amigo es algo difícilmente superable. Bueno, sí. Jugando a Streets Of Rage 2.
Puntuaciones:
Gráficos: 8.0
Sonido FX: 8.0
Banda Sonora: 10 (no se puede poner más)
Jugabilidad: 9.5
Total: 9.0
Apéndice - Las otras versiones:
Hay que comentar que Streets of Rage desembarcó en todas las plataformas de Sega en su momento. Master System y Game Gear recibieron sus respectivas versiones. Al contrario de lo que ocurrió con Sonic, en este caso se optó por adaptar el juego de Megadrive a las plataformas menos potentes. El resultado, como podéis imaginar, está bastante lejos del juego original. Son conversiones bastante meritorias, que mantienen el espíritu del original. Especialmente la de Game Gear. En la portátil, aparte de las lógicas diferencias gráficas y sonoras, se elimina a Adam y dos escenarios. Y no pueden jugar dos jugadores. Aún así, es una buena conversión, con un control muy depurado. Master System recibió una versión más fiel en contenidos, pues mantiene todas las pantallas, luchadores y opciones del original, excluyendo sólo la posibilidad de jugar 2 jugadores. Sin embargo, el control funciona peor, sobre todo con determinados golpes, y hay un molesto parpadeo de sprites. Ambas versiones son aceptables, ganando quizá la de Game Gear. La pena es que salieron más de un año después que el original, lo que le quitó impacto al lanzamiento. En el caso de Master System, casi dos años después, cuando ya llevaba mucho tiempo en el mercado Streets Of Rage 2 de Megadrive. Si hubieran salido a la vez que la versión de Megadrive, o poco tiempo después serían mucho más recordados.
Hoy en día el juego es jugable en varias plataformas digitales y recopilatorios. No obstante, siempre recomendaré jugar en su plataforma original. Por algún extraño motivo los juegos de Megadrive no suelen salir bien parados en recopilaciones y versiones digitales. Este no lo he probado, pero sí he probado Streets Of Rage 2 en PSN, y la adaptación es lamentable. Hay también una versión para IOS y Android. Ni que decir tiene que jugar Streets Of Rage con controles táctiles debería estar penado por la ley.
Pero para comprender qué es lo que hace grande a esta serie, lo mejor es hablar de los juegos que la componen.
Streets Of Rage
Sega siempre ha sido conocida por ser creadora de grandes juegos arcade. No sólo ha sido desde siempre una de las reinas de los salones recreativos. También supo trasladar esa experiencia a sus sistemas domésticos. Ese era uno de los principales atractivos de Megadrive en sus orígenes: Tener una auténtica recreativa en casa. En 1988, 1989 y 1990 la 16 bits nos trajo a nuestras casas algunas de las joyas arcade más recordadas de la época: Altered Beast, Golden Axe, Hang On, Space Harrier 2 o Afterburner II eran maravillas que no se podían ver así en ninguna otra consola. Gracias a las superiores capacidades de Megadrive veíamos en nuestros televisores conversiones muy fieles de los arcades, en algunos casos incluso mejorados en cuanto a jugabilidad. Si añadíamos juegos de otras compañías, como Strider o Ghouls 'n' Ghost, el catálogo arcade de la consola estaba más que bien surtido. Pero pronto surgió un pequeño problema: Super Nintendo. "El cerebro de la bestia", como se publicitó aquí, se estrenó en Japón en 1990, llegando a Europa en 1991. Y salía con varios juegazos arcade bajo el brazo, entre ellos dos grandes obras maestras: Street Fighter II y Final Fight.
Sega debía reaccionar para mantener su reputación en el mercado. Y vaya si reaccionó. Los propietarios de Megadrive tuvieron que esperar un año aún para tener en su consola la réplica a Street Fighter II, con una versión magnífica que vió la luz en 1992. En cuanto a Final Fight, Capcom se hizo más de rogar. Aunque al final habría versión Sega, con una magnífica conversión a Mega-CD en 1993 (que de hecho fué muy superior a la de Super Nintendo), Sega decidió lanzarse con una nueva licencia a intentar tapar ese hueco en la Megadrive. Así nació Streets Of Rage en 1991.
La premisa de Streets Of Rage (Bare Knuckle en Japón) es la misma que la de Final Fight, Double Dragon y otros muchos juegos de la época. Es un Beat'm Up de libro. Es decir: Todos contra el barrio. Nuestros personajes avanzan por el escenario repartiendo golpes a diestro y siniestro, enseñando a toda clase de mala gente quién manda aquí.
En cuanto al argumento, no hay mucho que contar: Típica megalópolis llena de maleantes de todo tipo. El lider del sindicato del crimen es un tal Mr X, poderoso mafioso que busca dominar la ciudad y todo eso. Ha logrado dominar el gobierno de la ciudad y su policía, sumiendo a la ciudadanía en la desesperación. Los robos y la violencia se han desatado en las calles. ¡Esto no puede tolerarse!
Viendo la jugada, tres policías deciden revelarse contra la pasividad de sus superiores. Adam Hunter, Axel Stone y Blaze Fielding dejan la policía y se van a repartir leña a las calles, para intentar terminar con la situación. Nada demasiado original. Ni falta que hace.
Al comenzar elegiremos a nuestro combatiente: Axel es el personaje más equilibrado. Blaze es la heroína, más rápida pero menos resistente y fuerte. Por último, Adam es el más fuerte de los tres. El sistema de combate es estremadamente sencillo: Con B golpeamos, con C saltamos. Poco más que añadir. Al golpear repetidamente a un enemigo realizamos combos sencillos, y si saltamos antes de golpear daremos una patada voladora. Además, podemos agarrar a los enemigos tan sólo acercándonos a ellos. Tras cogerlos, podemos golpearles de manera frontal ó, mejor aún, colocarnos a su espalda (con un espectacular salto) y hacerles una potente llave que acaba con su cabeza en el suelo y gran parte de su vida. Podremos también recoger ciertas armas en nuestro camino, incluyendo cuchillos y un poderoso bate de baseball. Aparte, tenemos un ataque especial pulsando A. Al utilizarlo aparecerá un coche de policía en pantalla, cuyo ocupante lanzará un devastador proyectil de Napalm que, curiosamente, hace un daño enorme a todos los enemigos pero deja sin tocar a nuestros héroes. ¡Esto sí es armamento inteligente! El uso de este ataque está muy limitado, con lo que lo reservaremos para situaciones límite.
Lo mejor de todo es que todo esto lo podremos hacer jugando solos o acompañados. Y es jugando con otro jugador cuando sacaremos todo el jugo. Para empezar, hay "fuego amigo". Es decir, si golpeamos a nuestro compañero le haremos daño. Mucho daño. Esto hace que tengamos que ser cuidadosos si queremos llegar lejos. Podremos hacer ataques conjuntos con nuestro compañero. Basta con agarralo, como haríamos con un enemigo, y lanzarlo hacia nuestros enemigos. O sujetarlo para que pueda dar una poderosa patada hacia delante.
En definitiva, un sistema de combate muy sencillo pero muy efectivo, que se traduce en una jugabilidad a prueba de bomba.
Por supuesto, todo este torrente de acción se desarrolla en escenarios urbanos comunes. Desde las calles comerciales de la ciudad a una fábrica en funcionamiento, pasando por un barco mercante, un puente en construcción, un parque, la playa o el edificio del sindicato del crimen, con paseo en ascensor exterior incluido. Normalmente avanzaremos lateralmente, con enemigos que salen por delante y por detrás. Deberemos eliminar a todos los enemigos de una sección para seguir avanzando. Hay escenarios que añaden variedad, como el ascensor exterior, en el que estamos atrapados mientras subimos, cayéndonos enemigos contínuamente. O la fábrica, con máquinas que nos aplastan. Hay enemigos más o menos duros, pero los más complicados son los enemigos de fin de fase. Estos tienen una barra de vida, y nos pondrán las cosas bastante más difíciles.
Como colofón tenemos la última fase, el edificio del sindicato del crimen. Aquí nos irán saliendo todos los jefes de final de fase previos, uno detrás de otro. Tras vencerlos a todos (y a varios cientos de esbirros de baja estopa), llegaremos al enfrentamiento final con Mr X. El líder de los criminales nos propondrá unirnos a él. Dependiendo de la elección que tomemos podremos ver cualquiera de los dos finales posibles. En cualquier caso tendremos que medir nuestras fuerzas con él. Este amiguito es rápido y tiene una señora ametralladora. Pero nada que no sea superable con paciencia y vidas que gastar.
Técnicamente el juego es bueno, pero no una maravilla. Lo cierto es que los sprites no son muy grandes y los escenarios son algo monótonos. Sobre todo si lo comparas con la competencia (Final Fight, principalmente). No quiero decir que sean malos gráficos, pero están lejos de lo que veríamos en las secuelas. Los enemigos se repiten continuamente, reutilizando muchos sprites con un pequeño cambio en el código de colores. Pero todos los personajes están bien animados, y el control es magnífico. Nuestro héroe responde al mando perfectamente, y es una maravilla jugable. En el apartodo sonoro, no hay muchos efectos de sonido, pero los que hay son muy acertados y contundentes. Mención aparte merece la excelentísima banda sonora de este juego. Sencillamente una de las mejores que he oído en mi vida. En 1991 yo no sabía quién era Miyamoto ó Yu Suzuki. No sabía de estudios ni de quién era el director de tal o cuál juego. Pero sí conocía a Yuzo Koshiro. Este genio es el autor de algunas de las mejores bandas sonoras de la historia del videojuego, y siempre estuvo vinculado a Sega. Su trabajo en Streets Of Rage es sencillamente impresionante. Quizá sólo superado por su segunda parte. Tan sólo la música de la intro ya hacía que dieses gracias a los cielos porque Megadrive tuviera una salida de auriculares en estéreo. Increible que se pudiera hacer algo de esa calidad con el hardware disponible.
En cuanto a la dificultad, en la linea de lo habitual en la época. No es un juego muy largo, pero supone un reto. Terminarlo no es sencillo a no ser que hagas las cosas bien. En su momento yo me lo terminaba sin continuar ninguna vez, pero hoy en día tengo que recurrir al triste truco de darle al start en el mando 2 justo cuando me van a matar... y no suelo pasármelo. Hace mucho conocer las mecánicas de los jefes finales y sus puntos débiles. Pero la fase final es matadora, literalmente.
Conclusiones:
Un enorme juego, que hacía mucho y todo bien. Sólo se le puede achacar poca variedad de situaciones y un apartado gráfico simplemente correcto. Pero esos puntos débiles se compensan sobradamente con una banda sonora absolutamente maravillosa y una jugabilidad de esas que hacen que lo pongas un rato para refrescar sensaciones y no lo dejes hasta terminarlo de nuevo. Total, sólo llevo jugándolo unos 22 años.
Fué un gran debut para la nueva saga. Sinceramente, no era tan llamativo como el Final Fight de SNES, con sus enormes sprites y sus coloridos escenarios. Pero era una obra maestra de la jugabilidad, desde mi punto de vista bastante superior a la castrada versión SNES del clásico de CAPCOM. Jugar a Streets Of Rage con una amigo es algo difícilmente superable. Bueno, sí. Jugando a Streets Of Rage 2.
Puntuaciones:
Gráficos: 8.0
Sonido FX: 8.0
Banda Sonora: 10 (no se puede poner más)
Jugabilidad: 9.5
Total: 9.0
Apéndice - Las otras versiones:
Hay que comentar que Streets of Rage desembarcó en todas las plataformas de Sega en su momento. Master System y Game Gear recibieron sus respectivas versiones. Al contrario de lo que ocurrió con Sonic, en este caso se optó por adaptar el juego de Megadrive a las plataformas menos potentes. El resultado, como podéis imaginar, está bastante lejos del juego original. Son conversiones bastante meritorias, que mantienen el espíritu del original. Especialmente la de Game Gear. En la portátil, aparte de las lógicas diferencias gráficas y sonoras, se elimina a Adam y dos escenarios. Y no pueden jugar dos jugadores. Aún así, es una buena conversión, con un control muy depurado. Master System recibió una versión más fiel en contenidos, pues mantiene todas las pantallas, luchadores y opciones del original, excluyendo sólo la posibilidad de jugar 2 jugadores. Sin embargo, el control funciona peor, sobre todo con determinados golpes, y hay un molesto parpadeo de sprites. Ambas versiones son aceptables, ganando quizá la de Game Gear. La pena es que salieron más de un año después que el original, lo que le quitó impacto al lanzamiento. En el caso de Master System, casi dos años después, cuando ya llevaba mucho tiempo en el mercado Streets Of Rage 2 de Megadrive. Si hubieran salido a la vez que la versión de Megadrive, o poco tiempo después serían mucho más recordados.
Hoy en día el juego es jugable en varias plataformas digitales y recopilatorios. No obstante, siempre recomendaré jugar en su plataforma original. Por algún extraño motivo los juegos de Megadrive no suelen salir bien parados en recopilaciones y versiones digitales. Este no lo he probado, pero sí he probado Streets Of Rage 2 en PSN, y la adaptación es lamentable. Hay también una versión para IOS y Android. Ni que decir tiene que jugar Streets Of Rage con controles táctiles debería estar penado por la ley.
Primera vez que veo 5 post seguidos en blanco total 
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Jasvy:
