Este fin de semana tuve una conversación muy interesante con Nextmare. Parece mentira lo que dio de sí un ratillo con unas cervezas. El caso es que nuestro compañero me decía que dudaba de la validez de las reviews, o al menos de las notas de las reviews, por el sencillo motivo de que es casi imposible sacar todo el jugo de un juego en una sóla partida. Y esto me ha llevado a pensar en la situación actual de la industria del videojuego en general. Así que, puesto que hoy estoy un poco desocupado en el curro, he decidido compartir con vosotros mis pensamientos. De antemano, disculpad el tocho.
La conversación surgió porque le estuve comentando que actualmente estoy jugando mucho retro porque apenas salen juegos para las plataformas actuales. ¿Y porqué salen pocos juegos? Pues entiendo que porque cada vez es más costoso producir un juego AAA.
Este viernes pasado salía al mercado The Order 1886, un exclusivo de PS4 que todos esperábamos como agua de mayo, y seguro que ya habéis leído mucho sobre él. Y no bien. Como muchos usuarios de PS4, el jueves recibí un buen jarro de agua fría cuando comenzaron a salir las reviews del juego. Sólo os diré que esta super-producción tiene un 65 en Metacritic. Le han llovido palos desde todos los frentes. A punto estuve de no ir a recoger mi reserva pero, ¡qué narices! Al fin y al cabo tenía el dinero reservado hace tiempo y tampoco hay mucho más de interés en las tiendas. Recogí mi reserva con, valga la redundancia, reservas. Y así, con el hype en el subsuelo y esperando encontrar otra super-chufa next-gen comencé mi partida la noche del propio viernes.
¿Y sabéis qué? No está tan mal.
Para empezar no es tan corto como dicen. Sí, es corto, pero le he dado el fin de semana con tranquilidad y ya llevo bastante más de las 6 horas que dicen las reviews que dura. No debo estar muy lejos del final, pero 8-10 horas para un juego de este tipo es poco, sí, pero nada por lo que llevarse las manos a la cabeza. Skyrim es larguísimo y eso sólo me llevó a perder el interés y abandonarlo después de 50 horas sin final a la vista. No creo que todos los juegos tengan que ser largos, aunque evidentemente un poco más de duración no hubiera estado mal. Y sí, el juego tiene sus carencias: Es muy pasillero, tiene muy poca libertad de exploración y no todas las mecánicas funcionan bien. El sistema de coberturas, por ejemplo, falla más que una escopeta de feria. Es cierto por tanto que el juego no está a la altura del hype creado. Pero… ¿es mal juego? No.
Los que me conocéis ya sabéis que soy más de mirar el vaso medio lleno que medio vacío. Al final en un videojuego lo que a mí me importa es: ¿Ha merecido la pena la experiencia? Y, a falta de acabarlo (y mira que se supone corto), ya puedo responder que The Order 1886 sí merece la pena como experiencia. Al menos a mí sí. Podría mencionar que tiene un apartado técnico sin igual en la industria. Es prácticamente como jugar con una película de animación. Alucinante. Pero es que artísticamente es buenísimo también. La historia cae en muchos tópicos, cierto. Pero a cambio los personajes están razonablemente bien construidos, y la premisa es muy buena. Me gusta el universo creado para este juego, y mucho. Y, señores, NO TIENE BUGS. Es increíble el rendimiento técnico de este juego en todos los aspectos, de verdad. Este juego es actualmente la referencia técnica del sector.
Ya Jasvy, muy bien. Pero ¿es divertido o no? Pues sí. No es novedoso en absoluto. No hace nada con excelencia en lo jugable. No aporta nada ni pasará a la historia por haber inventado nada. Pero es muy compentente. Se deja jugar muy bien, es divertido. Y el logro técnico y artístico que supone no se puede ignorar. Así que… ¿cuál es el problema? ¿Porqué este juego es el objetivo de todo Internet ahora mismo? Porque, sinceramente, si yo fuera un desarrollador de Ready at Down no entendería nada.
Pero señores, sí tiene explicación. La revista Forbes decía esta semana en un artículo que los análisis especializados de The Order 1886 demostraban que algo estaba cambiando. Y eso es cierto. Si este juego hubiera salido junto a PS4 se hubiera llevado ochos y nueves. Lo creo sinceramente, porque no es mal juego e impresiona verlo en movimiento. De verdad, las fotos no le hacen justicia. Entonces, ¿por qué se ceban en él todos los medios?
Pues porque se nos ha acabado la paciencia.
Es un hecho que actualmente la octava generación sigue sin arrancar. Nunca antes una generación había estado tanto tiempo sin un autentico referente. Porque sí, The Order 1886 es un buen juego, pero no es un referente más allá de lo técnico. Como tampoco lo es Titanfall, ni Ryse, ni inFamous Second Son, ni Killzone Shadowfall, ni Sunset Overdrive. Ni una ni otra compañía ha logrado aún darnos un exclusivo de esos que justifican por sí mismos la compra de la consola. La única que ha logrado darnos motivos para elegirla es Nintendo, pero a base de secuelas. Muy bien hechas, eso sí. Esta generación aún está huérfana de un referente, como fue el primer Gears of War en la anterior. A esta falta de referente tenemos que añadir un buen puñado de decepciones más o menos sonadas, retrasos y el hecho de que el ritmo de lanzamientos es muy inferior al que teníamos hace tres o cuatro años. Para colmo de males, muchos de los mejores juegos del último año se pueden jugar también en consolas de la anterior generación. Aún no tenemos un motivo claro para comprar una PS4 o una One.
Y eso que en el fondo muchas de esas decepciones no lo son tanto cuando miras bien. Titanfall es un buen shooter online. No es la revolución del género que prometían, pero está a buen nivel. Lo mismo puede decirse de Destiny o Evolve. Puede que Assassin’s Creed Unity flojee un poco en algunos aspectos y que tenga bugs, pero es una aventura mayúscula con un nivel técnico de infarto. Dragon Age Inquisition es un juego buenísimo, por mucho que tenga versiones en PS3 y 360. Alien Isolation y The Evil Within estarían en el mismo caso, y son también grandes juegos. Entonces, ¿porqué los análisis son cada vez más negativos? Pues porque ninguno cumple el anhelo que tenemos siempre cuando damos el salto a una nueva generación: Ser algo nuevo, algo diferente.
En el fondo yo creo que el fracaso de The Order 1886 no es tanto como juego sino como promesa. Este juego era el de “esta vez sí”. Estaba llamado a dar por fin el pistoletazo de salida. A ser esa gran experiencia Next-Gen que no logró ser Assassin’s Creed Unity, Titanfall o Sunset Overdrive. Y no lo es. Es un buen juego, y en otro momento se hubieran reconocido más sus méritos. Pero no ahora. Y lo entiendo. No se está juzgando al juego en sí. Se está juzgando a la plataforma, a la compañía y la generación. En los últimos meses apenas un puñado de títulos ha logrado cumplir las expectativas de la prensa, y los que lo han hecho salen también en la anterior generación, con lo que seguimos compuestos y sin referente.
Llevo varios meses encontrando casos de juegos maltratados por la prensa y que en el fondo son buenas experiencias. Incluso grandes experiencias. Pero ninguno es ese santo grial. Juegos como Alien Isolation han sido maltratados cuando son grandes obras. Su problema no es su calidad. Su problema es que no pueden cumplir las espectativas.
La industria está ahora volcada en las grandes producciones AAA con inversiones millonarias. Y así no se puede arriesgar. Si a esto le sumamos que cada vez es más difícil mejorar los apartados técnicos, tenemos el caldo de cultivo de la decepción. Porque Assassin’s Creed Unity y The Order 1886 son buenos juegos, desde mi punto de vista. No tienen la magia de Super Mario Galaxy, pero son divertidos y en muchos sentidos impresionantes. Pero son lo mismo de siempre. Cero innovación. Cero novedad. En ambos casos el juego ha flojeado en algún aspecto jugable, y ahora mismo lo que se necesita es buenos juegos, no sólo grandes valores de producción, que también.
En el fondo cada nueva decepción hace que el próximo juego sea judgado aún más duramente. Y la verdad es que creo que eso no es malo. Los medios utilizan un sistema de puntuación entre 80 y 100. Menos de 80 es un mal juego. Entre 80 y 90 un juego regulero y a partir de 90 un buen juego. ¿Qué sentido tiene? A lo mejor el 65 de The Order tiene muchísimo más sentido que el noventa y pico de Skyrim. Quizá estamos asistiendo al fin del “todo vale”, y el comienzo de la auténtica madurez de la crítica del medio, donde un juego simplemente bueno no es ensalzado como la octava maravilla del mundo. Creo que es el momento de decirle a las editoras que no vale sólo con buenos gráficos, que un juego como The Order es un buen juego, pero que un gran juego es otra cosa. Que no queremos clones una y otra vez. El problema de The Order no es que se juegue mal. Es que ya lo hemos jugado.
Yo tengo muy claro que la generación terminará por despegar, pero es posible que cuando finalmente lo haga las cosas ya no sean igual. Eso espero, al menos. Una comunidad más exigente sólo debería dar lugar a juegos mejores. Castigar la falta de innovación debería llevar a planteamientos más arriesgados. Y eso sólo nos puede beneficiar. Me temo sin embargo que al final no será así. En cuanto lleguen un par de juegos de esos que reciben el aplauso universal la prensa se regalará y volverán a darle 9,5 al próximo Call of Duty, como es costumbre. Ojalá no sea así y esto sirva para que por fin se espere más del medio.
En todo esto hay algo que tengo claro: Ya no me puedo fiar –si es que alguna vez pude- de las críticas profesionales. Ni de las no profesionales, ya puestos. No se judga el juego, si no las expectativas que generó una nota de prensa hace dos años. Cuando un juego como Alien Isolation queda como una de las grandes decepciones del año pasado, algo falla. Y sinceramente creo que ni los estudios ni la prensa tienen ahora mismo claro qué es un buen juego. Alien Isolation sí hacía cosas diferentes, y además las hacía muy bien. Se le penalizó por mirar hacia el pasado, y no hacia el futuro. Desde mi punto de vista es un grandísimo juego, y el único problema es que ha salido en un momento en el que el mundillo quiere mirar hacia delante, y no hacia atrás. Es un grandísimo juego de anterior generación, pero con gráficos mejorados.
Esperemos que mientras despega la generación alguien nos de un poco de guía para que podamos al menos saber si un juego merece o no la pena. Porque actualmente lo que nos dicen los medios es si el juego cumple con la idea del redactor de lo que debe ser un buen juego next-gen, y no de si el juego es bueno o no.
Por ahora, tengo que decir que estoy disfrutando mucho The Order 1886. No quedará en mi memoria como una obra maestra, pero probablemente sí deje un buen recuerdo.
Al menos saco una enseñanza: Mis futuras reviews no llevarán nota numérica. Sólo diré si lo recomiendo o no, y a qué tipo de jugadores.
Y seguiremos esperando a que despegue la nueva generación. Mientras tanto, disfrutemos de los buenos juegos, aunque no nos den nada nuevo.