https://www.segasaturno.com/portal/viewtopic.php?f=10&t=8362&p=89999#p89999 ----------------------------------- zazazezo 13 Agosto 2015, 11:06 AM Va Por Tí SUSI. Estés Donde Estés. Gracias Por Todo. Te Queremos. 08/08/2015 ----------------------------------- ¡Qué tontería!, dirán algunos. ¡Vaya nenaza!, pensarán otros. 1998 me trae recuerdos, ¡a quien no!. Se jugaba el Mundial de Fútbol en Francia, Dreamcast iniciaba su andadura por el Lejano Oriente o Resident Evil 2 hacía temblar los circuitos de aquella máquina gris llamada Playstation. Sin embargo, para mi lo más importante de aquel año fue un regalo que me hicieron con tan sólo 12 añitos. Una bolita de pelo blanco que entraba en la palma de una mano, como si fuese un gran copo de nieve. Era mi gatita Susi. Nacida, si no recuerdo mal el 7 de marzo de 1998, ha estado presente en muchísimos acontecimientos de mi vida personal. Tuvo sólo una camada de 5 gatitos a finales de marzo de 1999 (no nos quedamos con ninguno). Unos pocos meses después la castramos. Y en octubre de 1999 (cuando Dreamcast llegó a Europa), nos mudamos de Cádiz a Granada. Los primeros 11 meses, en un piso alquilado. Un gran impacto, pues en Cádiz vivíamos en casa de planta baja de 300 metros cuadrados, con un huerto enorme. El animal pasó de vivir a su aire a estar entre cuatro paredes y coartándole su propia libertad. Pero no podíamos permitirnos otra cosa. Todos nos tuvimos que acostumbrar. Tras esos 11 meses, desde Octubre del 2000, en el piso donde resido. Seguían siendo cuatro paredes, pero al menos estaban mejor aprovechadas que en el anterior hogar. Aquí al menos se asomaba a los balcones y la sacábamos a pasear al parque bajo mi casa. A todo el mundo le impactaba ver a una gata con correa como si fuese un perro. Ella era así, única. Pasaron los años y acabé mi bachillerato, hice mi selectividad, estudié formación profesional, encontré mi primer trabajo, conocí a mi pareja, inicié estudios en la Universidad de Granada, terminé mi carrera con el mejor expediente académico de mi promoción....ahí siempre estuvo ella, a mi lado, junto a mi. El año 2015 nos tenía preparada una racional pero no deseada realidad. Mi gatita iniciaba su nuevo año con 16 primaveras encima. La veías y estaba muy bien, con unos ojazos azules que enamoraban y un ronroneo hipnótico. Sin embargo, el brillo de su vida fue apagándose poquito a poco. Le empezaba a costar saltar de un lado a otro, no se sentía segura bajando ella sola de la cama o el sillón (había que ayudarla) y los achaques de un animal con esa longeva edad se hacían presentes en el día a día. En los últimos seis meses, el animal dió un bajón importante y el veterinario así lo confirmó. Sufría artrosis, los pulmones algo encharcados e insuficiencia cardíaca. No podía correr y a veces le costaba respirar como antaño. No por ello decidimos abandonarla y se le puso un fuerte y costoso tratamiento para ella, todo fuese por darle la mejor calidad de vida posible. Los últimos dos meses han sido los peores para ella. No era capaz de ir al arenero y hubo que ponérselo casi a ras de suelo, hacía sus necesidades allí donde podía y había sufrido alguna que otra crisis (y más de un susto que nos llevamos), pero ahí seguía como una campeona. Te reconocía perfectamente y ronroneaba cuando la acariciabas, ella sabía que estabas ahí. El viernes 7 de agosto de 2015 fue una mala noche, el animal llevaba algunos días sin orinar, y aunque en el tratamiento que le dábamos había medicación para ello, por alguna razón, su cuerpo no quería seguir funcionando como lo hizo lustros atrás. Se dirigía al arenero y lo intentaba, hacía el esfuerzo, pero no podía. Lo volvía a intentar, pero no había forma. Mi hermano y mi madre estuvieron en vela hasta las 6 de la mañana del sábado 8 de agosto. Esa misma mañana, a las 10:00, el animal parecía encontrarse mejor, y aunque no había orinado ni defecado, se la veía normal dentro de su edad y sus achaques. Es en ese momento cuando mi hermano oyó un ruido y se asomó. Mi gatita se había caído del cesto (está a nivel suelo) y no podía levantarse. Rápidamente la intentó poner de pie, pero sus patas no respondían, era incapaz de sostener su propio peso. Mi madre, alertada por el hecho, llamó al veterinario, pero este se encontraba conduciendo y no podía atenderla, así que se decidió buscar otro veterinario de la zona, se le llamó y dió cita para una hora más tarde. A pesar de ello, mi hermano comprobó como el animal se empezaba a encontrar peor y decidieron llevarla con antelación a la cita acordada. Cogieron una bolsa, le pusieron unos libros para hacer la superficie de descanso dura y metieron al animal. Este maullaba, no le gustaba ir ahí, pero no quedaba otro remedio, había que llegar lo antes posible, y así se hizo, llegaron a 10:45 horas a la clínica. No estaban solos, había gente esperando y pusieron la bolsa en el suelo. Justo en ese momento, mi Susi se empezaba a retorcer, daba zarpazos y se encontraba muy nerviosa. Mi hermano creía que era por la situación, a ningún animal le gusta el veterinario y tienen un sexto sentido para saber dónde se encuentran. Mi gatita se estaba asfixiando, no podía respirar y los minutos que pasaban eran cruciales. Mi hermano metió prisa a la veterinario, indicándole que se encontraba mal y esta se despidió de su anterior cliente y nos atendió. La gata entró en estado casi semiinconsciente, como ida, incapaz de mantener la visión sobre un punto. Mientras se le explicaba a la veterinaria la medicación que tomaba, la edad, si tenía antecedentes...el animal se acercaba lenta pero segura a su fin. Cuando la cogió, dijeron....madre mía....el animal está agonizando.....¿qué hacemos?, ¿inyección o lo intentamos?, fue en ese preciso instante dónde uno nunca pierde la fe y espera ese milagro que ocurre en las películas, juegas a doble o nada, lo echas todo por la borda por un único fin. ¡Haga todo lo que pueda por ella!, exclamó mi hermano. Así pues, le fueron a poner una vía, le pelaron una patita, le buscaban la vena y entonces se dieron cuenta de su lengua....se estaba tornando azul, muestra clara de falta de oxígeno en el organismo. Hay que ponerle oxígeno ahora mismo. Encendió la máquina, tardó unos 15 segundos, cogió la mascarilla y cuando se la colocaron, mi gatita Susi había dejado de luchar por estar con nosotros. Decidió que ya no hacía falta introducir otra moneda de 25 ptas en la máquina, se había acabado la partida....para siempre. Mi madre no llegó a presenciar este momento, ella se quedó en la sala de espera, pero lo intuía como sólo una madre es capaz de hacerlo y cuando entró, medio mundo se le vino abajo. Su niña pequeña, su gatita de 17 años y 5 meses yacía fallecida delante de ella. Los llantos no se hicieron esperar, imposibles de evitar y necesarios por la emoción del momento y la tensión vivida. La estampa de la situación era la de una persona que lloraba a un ser querido como si fuese su propia hija, su propia vida. Decidieron incinerarla. :cry: Yo no me encontraba en casa aquel día, y no me lo perdono. Estaba en casa de mi pareja y mientras me vestía para volver en motocicleta, mi móvil sonó. No le hice caso, pues ya me estaba montando en el vehículo, ya lo miraría al llegar a casa. Era mi hermano para darme la noticia. Llegué a casa y mientras subía las escaleras me imaginaba a mi gatita en su cestito como en estos últimos meses, quería darle un besito y acariciarla, se lo merecía. Abrí la puerta y había un silencio poco habitual, llego al salón y me encuentro a mi madre entre sollozos. ¿Qué ocurre?, pregunté. ¡Qué se me ha muerto mi Susi!, me respondió con los lagrimones más grandes que le había visto nunca. ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, me puse a preguntar excitado...... y ya me explicaron todo lo que en los anteriores párrafos os he indicado. El sábado fue un shock, al principio no lloré, sentí pena, pero no lloré. Al cabo de unas cuantas horas era imposible dejar de llorar, de acordarme, de recordar tantos momentos, de ver sus fotos y vídeos de hace tan sólo unas semanas. Y, como no, de culparme por no haber podido estar con ella. De sentir una pena infinita por no poder despedirme de ella con una caricia o con un beso, como tantas veces hacía cuando me iba a clase o al trabajo. Sólo que en esta ocasión, no tendría más oportunidades, era GAME OVER. El domingo fue aún peor, era la primera noche que pasábamos sin el animal a nuestro lado. Tanto mi hermano como madre se tomaron tila para dormir, no suelen estar acostumbrados a este tipo de situaciones. Yo tampoco, aunque intenté mantenerme fuerte en casa, aunque en la cochera donde guardo la moto, las lágrimas se me saltaran por cientos. Escapé de mi casa aquel día. Mi novia me llevó a la Sierra, para despejarme, pero no había consuelo posible. Se que es Ley de Vida, pero no era justo. La quería muchísimo y su muerte no fue dulce, sufrió y no pude estar con ella, no pude nunca decirle: ¡Hasta siempre! o ¡Ya nos veremos! El lunes en el trabajo intentaba por todos los medios evitar cualquier recordatorio, pero aún así, no era capaz de rendir como otros días, me encontraba vacío, falto de algo, no era normal. Aprovechaba al ir al baño para soltar alguna lágrima. Los días pasan, la casa está diferente, se echa algo en falta, no hay cesto, no hay arenero, no hay comedero, no está ella. Hay un gran silencio, nadie quiere hablar del tema, preferimos quedarnos en como era. Buscar las fotos que tengamos y guardarlas en soporte físico (cd o pendrive), acordarnos de lo buen animal de compañía que era. Era nuestro único animal, era nuestra única niña, [b]era nuestra SUSI[/b]. :putoamo: